Te presentamos los tres mejores poemas escritos en el taller online de escritura creativa "Creación literaria a partir del yo poético", facilitado por la poeta Viviana Gonzales y organizado por nuestro Club de Lectura La Paz. 

EL VIAJE

(Hendrick Joseph Flores Cossío)

Fue en los días del sol violeta que inicié el viaje.

Atravesé montañas adormecidas pintadas de rojo, donde la nieve era verde y los picos azules.

Navegué por tristes océanos amarillos llenos de bagres grises, tortugas rosas y mantarrayas ocres.

Llegué a una ciudad de rascacielos donde vivía un solo hombre. Y a un pueblo con dos casas, donde las mujeres parían sus hijos de tres en tres.

Pisé hormigas con cabezas de oveja que formaban una fila en el supermercado.

Conocí el país de los gatos, donde me agasajaron con una torta de girasoles con pelos.

Rompí mis zapatos pateando una lata con la cara del Che, mientras corrompía a una doctora que me tomaba la temperatura.

Partí en un avión con ojos de búho, que me llevó a una nube que cambiaba de color según su estado de ánimo.

Desperté del letargo, me estiré y vi el mundo como era. Pero no podía tocarlo, acaso mirarlo de reojo.

Me arrojé al infinito sin asidero, sin sostén, flotando entre tu mano y mi silla.

Observé tu mirada detrás del velo, filmando las gárgaras de espuma.

Escuché el escalpelo cortando el aire, desgarrando mi carne en un fino tajó.

Hasta que el agua me rodeó, me tanteó, me susurró, me besó, me suspiró. Me aferré, me contraje y me absorbí en un lento e inmanente final.

Reseña Autor: Hendrick Joseph Flores Cossío 

Informático de profesión por azares del destino.

Apasionado de la literatura y de la lectura, por vocación.

Amante del arte por sobrevivencia.

EN EL BOSQUE

Agustina Flores Rodríguez 

En el bosque anduvieron los trastornados

anduvieron con piel escamada y voces del pasado.

Al principio del sendero se encontraron con la discordia

manzanas podridas con olor fúngico se asentaron en sus cabezas.

Manos de cerámica recién horneada incendiaron el juicio de la incertidumbre

con uñas de silicio oxidadas se rasgaron sus voces

con musgo fresco destruyeron sus mentes febriles.

Entre locura y demencia se ahogaron en mugrosas piedras.

Entre árboles y arbustos se arrastraron con cuerpos desnudos.

Entre mutaciones y temblores permutaron a una eterna noche.

Píldoras volátiles hechas al son de las camisas de fuerza

e inyecciones en denarios glorificados por el santo padre

se ausentaban en el bosque de los susurros.

Las peleas en el musgo crepuscular se hacían presentes

batallas efímeras cobraban vida en la córnea de los pensamientos

buscaban entre sus músculos la sangre de un vencedor

sus huesos se hacían vino y su sangre se hacía cal

vino y cal para la cena vespertina del llamado vencedor.

El reloj de sol recorría con pereza el bosque de los susurros

entre cuerpos putrefactos hechos tierra en un octaedro de refracción

entre olores fúngicos a manzana dulce y cianuro rancio

disfrutaba su rutina con un bucle que no se cerraba.

En el paso de los siglos de un reloj trastornado

el ecosistema de gotas escarlatas se volatizaba

los escombros de guerras arcaicas mostraban mentes destruidas

mentes sin narices para oler la manzana dulce a su alrededor

mentes con fantasmas en vasijas inexistentes

mentes con bosques susurrantes al acecho

mentes con engaños a sus reflejos

mentes con juicios en el lodo de un ecosistema subversivo

mentes con enfermedades febriles en su sinapsis

y los brazos deshuesados de la muerte a la espera.

En el bosque anduvieron los trastornados

O eso es lo que mi mente me ha contado.

Reseña del Autor: Agustina Flores Rodríguez

Nació en la ciudad de Santa Cruz de la sierra, tiene 20 años de edad y actualmente está estudiando la carrera de ingeniería en biotecnología, es una apasionada por la lectura y escritura desde pequeña, participando en diversos cursos, concursos y capacitaciones de lectura y poesía.

Ella

M'rkava 

Un día me quede en su jardín,

con flores a propósito pintadas

con flores sombríamente estampadas

con pensamientos pintura

con pensamientos molde;

sin notar que ahí,

Oculto,

un fino estilete reverdecía.

Sutil y mordaz,

a la muerte guarecía;

mientras vida en su reflejos ofrecía.

¿No era acaso el fundamento de su urgencia espiritual?

¿No era acaso el escondite de sus infiernos?

¿No era acaso la potente suplica de su orgullo pisoteado?

Sin presentar palabra,

atisbé en su fuero interno.

Ella,

Ya callada en su canto,

Ya devota en su pecado,

se oculta limpia y humilde

tras la acuarela de su invalidada inocencia.

diferenciar los matices de sus flores no podría.

Sus pensamientos se visten de sentimientos

Y sus sentimientos se visten de gris.

En el palenque de su escueta vida,

sin sabor, sin olor, sin calor,

en fusión han quedado,

la hembra que permuta y la niña congelada

la mujer de coraje dolido

y la infante pétrea muy asustada.

Ahora, es su verde fino estilete que...

a pata coja la consuela.

Sin curar su infancia, sin comprender su delito.

Es un ente avasallado.

Clavada en un desierto con sus lágrimas,

empapada de un enfermizo sudor ajeno,

acariciando al viento con uñas que solo marcan cicatrices al recuerdo

y aunque es corto su existir, aún.. aún nadie se ha enterado,

sólo su silencio, embelesado en las ondulaciones del tiempo.

¡Ay! Si yo pudiera secar la raíz de su verde fino estilete.

¡Ay! Si yo pudiera dar aroma a una de sus flores.

Reseña del Autor: M'rkava es el seudónimo de Mirka Inés Ximena Vera Arteaga de Peñaranda. Admiradora de la literatura, prendada por la poesía, estudiante de la vida y su magia.